Nativo del este de Asia, en el norte de China, Corea y Mongolia.
Árbol caducifolio de porte globoso, de ramas principales robustas y ramillas delgadas, flexibles, largas y colgantes casi hasta el suelo, con tronco tortuoso y grueso, a veces inclinado; la corteza de su tronco joven es verde amarillento variando al marrón grisáceo al madurar, presentando lenticelas de forma rómbica. Sus raíces son muy agresivas y se desarrollan hasta a 20 metros del tronco. De crecimiento rápido, alcanza de 8 a 12 m. de altura promedio.
Hojas alternas sobre las ramillas, de pecíolo corto y pubescente, lanceoladas de borde finamente aserrado y largas, el limbo ondulado irregular; color verde claro brillante por el haz con el envés más claro, se vuelven amarillas antes de caer en el otoño. De 8-16 cm de longitud, acuminadas, lampiñas y algo glaucas en el envés cuando adultas.
Flores dioicas (unos árboles son de sexo masculino y otros tienen órganos femeninos), con inflorescencias masculinas en amentos curvos de 2.5-5 cm de longitud, con flores de color amarillo pálido, cada una con dos nectarios y dos estambres de filamentos libres; las femeninas, en amentos colgantes, cada una con ovario bicarpelar, estilo corto y estigma partido en dos. Aparecen en primavera, junto con las hojas. En cultivo solamente se conocen pies femeninos. El polen de sus flores puede ocasionar alergias en personas sensibles.
Su fruto es una capsulita cónica, dehiscente, que al abrir libera numerosas semillas cubiertas de pelillos.
Crece tanto en zonas frías como templadas, ya que tiene buena adaptación a diferentes climas. Se lo puede ubicar en exposición soleada o en semisombra; muchos crecen en las orillas de los ríos y en terrenos húmedos o pantanosos.
No tiene grandes exigencias y es de rápido crecimiento, pero agradece disponer de humedad constante, especialmente en su período vegetativo. Es una especie de fácil adaptabilidad al pH del suelo, acepta la cercanía del mar y hasta algo de salinidad en el suelo. Resiste heladas.
En sus etapas jóvenes es aconsejable abonar en otoño, o mejor en primavera. También en sus etapas jóvenes necesita de riego frecuente y abundante durante el período vegetativo, una vez establecido sus raíces se encargarán de localizar las vetas húmedas del suelo.
Por su crecimiento vigoroso, puede hacerse necesaria una poda de mantenimiento a finales de invierno, de modo de mantener su forma. No es conveniente ubicarlo muy cerca de construcciones o de piscinas, porque sus raíces fuertes pueden ocasionar daños.
Sufre con frecuencia ataques de insectos minadores que les producen graves daños.
De innegable valor ornamental, en verano por su follaje muy particular y en invierno por sus ramas caprichosamente onduladas. Por su bello porte, ideal para parques grandes, como ejemplar aislado, o formando grupos donde forma un buen sector de sombra, sobre todo para grandes espacios, en especial junto a estanques, lagos y cursos de agua. Sus ramas son muy utilizadas en decoración.
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